martes, 24 de noviembre de 2009

Gotas


Silencio. Silencio que vivimos ambos pero que no hemos compartido. Silencio.

Las pausas existentes entre cada abrir de la llave y, cuando está cerrada, cual si fuera un abrazo negado, resulta comprensible el ansia desbordante que sin embargo contenemos. Esperando. Extraño esas manos que se agitan tratando de plasmar una idea, manos que no me han tocado, a excepción de un apretón sostenido por un segundo, segundo que se ha detenido pero añorado en la repetición ¿imposible? y la extensión soñada en la necesidad de un paseo por mi espalda que se sabe enferma de ausencia, de ausencia de abrazos que has empezado a practicar, mientras extrañas mis labios que no te han besado y mis ojos posados en ti cientos de veces. Mientras, el sorbo de vino espera ser degustado por ambos, por cada uno que lo bebe por separado, en solitario frente a una mesa vacía, con avatares y presencias sigilosas vigilantes, vigilando la distancia y el temor racional y objetivo.

Eres ahora el objeto de mis ansias, y yo de tu ternura, no sé si futuras, sí, sí lo sé, no me engaño. Ya nos duele ahora ya no quiero ya no quieres pero es tarde... la angustia sobrevuela porque era sólo un guiño, guiño irresistible, chispa cegadora y momentánea que encendió un fuego en espera, y esperando es que vivimos, en secreto. Estallido que se aguanta se refrena. Cierro los ojos y el palpitar incesante me consume, freno la angustia por saber que no estarás, que asomaré mis ojos y no te veré, y descubrir cuán lejano percibo ya tu rostro, la euforia de esos momentos que me hacían sonreír entre la gente. Hasta que un día, he ahí una gota, sólo una, y yo sabré, a estas alturas de mi vida magullada, que no es lágrima sino palabras, palabras que salieron de esa llave otra vez abierta ¿hasta cuándo? ¿Hasta qué? No lo sé ni tú tampoco, y si esa gota no me sacia al menos sé que es un aviso que me envías para que yo sepa, sí, que sigues ahí y te cerciores, a tu vez, de que sigo ahí ¿hasta cuándo? ¿Hasta qué? Ya se sabrá, no corre prisa. ©

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