martes, 6 de septiembre de 2011

Numen insiste

La musa vino a mí de nuevo.

Hoy no, por favor –pedí mientras ella acariciaba mis cabellos–, mira mi rostro, no he dormido en días; me hace falta descansar.


Después lo harás, contestó implacable.

La melancolía me ronda, no puedo reír tanto, ya no puedo llorar más, mis sentidos se han exacerbado, el cerebro me abrasa y mi andar es errabundo. Necesito una vida funcional, dije con dolor.

No sé cuándo volveré, respondió.

No te vayas, supliqué.

Así, continúa vigilando mi labor; vela mi vigilia mientras me consumo poco a poco en cada amanecer.

No hay comentarios:

Publicar un comentario